martes, 21 de abril de 2015

Un chequeo a la salud global de la población vulnerable

Los pasados días 17 y 18 de Abril se celebró la conferencia y reunión de la Fundación SIP,“Un chequeo a la salud global de la población vulnerable” dentro del ciclo anual: El mundo que queremos después del 2015.

Los ponentes invitados Rafael Vilasanjuan( Director de Análisis y Desarrollo Internacional de ISGlobal, H.Clinic UB. Director general de Médicos Sin Fronteras hasta 2.006) y Carlos Mediano Ortiga (Vicepresidente de Medicus Mundi Internacional) ofrecieron un  exhaustivo y completo diagnóstico sobre la salud global,en especial de la población vulnerable, así como claves de futuro y elementos para el debate, cuestionando qué es lo que entendemos por salud y el modelo que queremos.

Analizando lo conseguido hasta ahora, hay razones para el optimismo pero siendo conscientes de los retos y las amenazas presentes y futuras. Si bien los ODM dirigidos a la salud (objetivos 4,5 y 6) se han mostrado muy eficaces a la hora de reunir fondos y luchar contra enfermedades determinadas (logrando por ejemplo reducir a casi la mitad la tasa de mortalidad de menores de 5 años, habiendo reducido la incidencia de enfermedades infecciosas como la malaria en un 30% y avanzando significativamente contra el VIH, la tuberculosis...), persisten todavía enormes desigualdades en la consecución de objetivos por regiones mundiales entre países de altos y bajos ingresos y metas que, pese al avance positivo, quedan por alcanzar(como reducir a tres cuartas partes la mortalidad materna, llegando en este momento al 50% logrado).

Por otro lado, derivado de la especificidad de los ODM,se genera un proceso de segmentación de la salud que, al no ser contemplada de un modo integral, provoca una gran bolsa de personas y colectivos que quedan fuera del alcance de estos esfuerzos, como podemos ver en los adultos mayores de países de pocos ingresos o personas con enfermedades “raras” ( Chagas, Pian...) de los mismos países.

Esta misma población vulnerable también es abandonada por la Investigación a nivel mundial, (donde entra en juego la industria farmacéutica) que se rige por criterios casi exclusivamente economicistas y en la práctica, divide a las enfermedades, y por tanto a los enfermos, en rentables o no rentables. La investigación pública se acaba dirigiendo a los intereses privados de sus financiadores cuando se dan marcos colaborativos. Cuando los Estados o instituciones gozan de recursos, éstos suelen ser limitados y deben decidir entre prevención o investigación. 

Puede que la crisis del Ébola de 2014 empiece a cambiar esta dinámica, cuando se ha constatado que una enfermedad “no rentable” y lejana ha estado llamando a las puertas del primer mundo, evidenciando la invalidez de esos esquemas simplistas a la par que injustos. De todos modos no servirá de nada a la población vulnerable, incluso a la población en general, los avances en investigación en forma de tratamientos, vacunas o fármacos si no tienen acceso a ellos.

Desde el 12 de Diciembre de 2012, NNUU y la OMS como referente mundial de la salud, respaldaron oficialmente la promoción de la Cobertura Sanitaria Universal para garantizar el acceso a servicios sanitarios de calidad para todas las personas. Acceso que, por otra parte, no implique su empobrecimiento económico o simplemente el no-acceso por falta de recursos.

Resulta desalentador que mientras se promueve a nivel global la Cobertura Sanitaria Universal, países europeos supuestamente alineados con esta iniciativa, como España (Pese a la reciente rectificación del gobierno), actúan con una filosofía totalmente contraria arrebatando el derecho a la atención primaria de miles de personas inmigrantes en situación irregular, una involución en cuestión de derechos que parece ya muy recurrente cuando la situación económica es adversa.

Aunque existe un aparente consenso internacional desde organizaciones como la OMS y la comunidad internacional en torno a la Cobertura Universal Sanitaria y a la creación y/o fortalecimiento de servicios públicos de salud en todos los países, esta cuestión no se ve netamente respaldada por al menos dos causas: estos compromisos no van siempre acompañados de financiación o no se cumple con toda la financiación acordada para su cometido. Por otro lado existe una inercia global paralela tendente a  privatizar los sistemas de salud parcial o totalmente con acuerdos público-privados que debilitan los sistemas públicos (como por ejemplo el progama Health in Africa. auspiciado por el Banco Mundial)

 Es en este contexto, donde nuevos actores de carácter privado están emergiendo en la financiación de la OMS, consolidándose de forma tan fuerte que pueden llegar a definir la agenda de la salud mundial        ( La Fundación Bill y Melinda Gates,  es el segundo financiador después de EE.UU) Sin menospreciar su aportación, que supone una enorme inyección económica, las ONG y movimientos sociales ,realizan una labor de incidencia política para que ese dinero y la dirección de la OMS defiendan los intereses públicos y sigan procesos de rendición de cuentas.

En cuanto al futuro de la salud global y su impacto en la población vulnerable, nos encontramos finalizando y evaluando el período de los ODM hasta Septiembre de 2015. En la agenda post 2015 surgen los Objetivos de Desarrollo Sostenible cuya acción abarcará hasta 2.030.

Los ODS reducen el peso de la Salud notablemente: de tres objetivos relacionados directamente con la salud, frente a ocho en total que representaba en los ODM, ha bajado a uno, de los diecisiete objetivos que tiene la propuesta actual.El objetivo tres, el único propiamente de salud, continúa con varias de las metas anteriores e incluye la Cobertura Sanitaria Universal ( Objetivo 3. Garantizar una vida saludable y promover el bienestar para todos en todas las edades). No obstante, si se gestiona bien este nuevo marco,(ejerciendo la incidencia necesaria y adaptando los objetivos a los determinantes de salud: económicos, de género, geográficos...) reconociendo el carácter transversal de la salud,que atravesaría todos los objetivos, se podría llegar conseguir resultados satisfactorios en diversas áreas.

Este momento crucial también nos brinda nuevas oportunidades, aunque también nuevas y viejas dificultades, que habrá que intentar superar idealmente en una articulación participada de todos los actores, con un papel central de la ciudadanía, para alcanzar el modelo Salud Global que queramos construir.

Juan Miret Burbano